EL CIENTO OCHO


El Ciento Ocho

El proyecto devela el rechazo hacia la homosexualidad en Paraguay. Trabajé
sobre una pizarra de escuela, la cual me remite a educación, autoridad, disciplina, pero también a la libre creatividad. Frente a la transgresión de la norma, escribir es un castigo. Escribir es, asimismo, marcar una superficie imprimiendo una huella. La pena de repetir el texto –como se repite el rezo en
la penitencia católica, una vez que la confesión haya revelado el pecado; o, sobre todo, como se reiteran los azotes del maestro que tiene expuestas sobre
sus rodillas las nalgas del pupilo– pretende, mediante la insistencia, incidir en el cuerpo del que infringió la norma, a fin de fijar sobre él la moraleja.


108 (número de homosexuales ejemplarmente penados por el terrorismo estronista con su disciplina aleccionadora) constituye el apodo despectivo aplicado a miles de asesinados por la intolerancia, miles de anulados por el escarmiento. Zombis y fantasmas que penan, que pulsan por una inscripción justa en el mundo. La violencia del crimen histórico no deja de intimidar el presente y el futuro. Su huella es persistente. Su amenaza se replica en grafitis estampados en murallas, en números escritos en baños públicos. Miedo en los cuerpos. Represión de los deseos otros. Estigma de un adolescente que piensa suicidarse en Asunción del Paraguay.





El Ciento Ocho. Tiza sobre pizarrón. 2014. Stop-motion HD video 16:9 8′